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Abram se llevó a su esposa Saray, a su sobrino Lot, y todas sus posesiones y esclavos, lo que había conseguido en Jarán. Se fueron y llegaron a la tierra de Canaán. Abram viajó por esa tierra hacia el santuario de Siquén y fue hasta el gran árbol de Moré. En aquel tiempo los cananeos estaban en esa tierra. El SEÑOR se le apareció a Abram y le dijo: «Les daré esta tierra a tus descendientes». Abram le construyó ahí un altar al SEÑOR, que se le había aparecido.

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